Hablar de ella es difícil, ya lo era ayer cuando estaba hospitalizada, así que hoy, que se ha ido, es más difícil todavía. Falleció a las 6.15 de la madrugada de este viernes en el Hospital Comarcal Lorenzo Guirao, a los 52 años de edad, a causa de una larga enfermedad contra la que luchó durante 21 años. Su funeral se celebrará este sábado a las 12 del mediodía en la basílica de la Asunción.

La luz de la Semana Santa, que en Cieza irradia con especial potencia, tenía un firme aliado en Ana María Ruiz, especialista en Arte y gran amante de la Semana Santa de su pueblo. Licenciada en Historia del Arte, comisaria de diversas exposiciones de arte sacro, colaboradora asidua en la revista ‘El Anda’, miembro de la Comisión de Arte de la Junta de Hermandades de Pasionarias, Nazarena del Año junto al resto de sus compañeros de la Comisión de Arte y pregonera de la Semana Santa de Cieza 2003, se ha hecho acreedora del cariño y el respeto de la gran familia nazarena por su contribución, colaboración y apoyo inestimable y desinteresado en la divulgación del rico patrimonio de nuestros desfiles procesionales.

Cuando los golpes de la vida parecen ser más fuertes, empujando a todos al abatimiento, las personas pueden responder con una actitud negativa, que es encerrarse en sí mismas, o con una actitud positiva, la de abrirse a los demás, que es el caso de Ana María. Su vida se paralizó abruptamente en 1993 cuando le diagnosticaron que tenía cáncer de mama. En ese mismo instante ya era consciente de hasta qué punto iba a cambiar todo. Quizá sus convicciones religiosas hayan contribuido a hacer de ella una mujer reflexiva y luchadora. Siempre estaba llena de proyectos. Ése era el secreto, seguir en la lucha sin parar y no dejar que los malos momentos le ganasen la partida.

Ana se sentía afortunada. Después de 21 años librando su batalla contra la enfermedad, aseguraba que había podido llevar una buena calidad de vida y había podido trabajar. Lo decía alguien que amaba su profesión por encima de todo y que necesitaba decir que el cáncer puede dejar de matar para convertirse en enfermedad crónica. La alegría solía ser su mejor arma, y la esperanza, su quitamiedos al borde del precipicio: “Me enfrento al cáncer con alegría y esperanza, y ambas cosas me las dan las personas que están pendientes de mí”. Efectivamente, es necesario transmitir a todas las personas con cáncer que no están solas y que hay esperanza.

Amor a la Semana Santa

Contagiaba la chispa del amor a la Semana Santa, de sonrisa fresca y voz serena. Era una presencia constante, una protagonista puntual de la agenda cofrade. La imagen de Ruiz desde el ambón de la basílica de la Asunción una mañana del 6 de abril para pregonar la Semana Santa de Cieza de 2003 dio paso a la de una comisaria que se movía con paso firme en el Museo Siyâsa: llegó a cosechar cinco éxitos rotundos con las exposiciones de arte sacro ‘Mirarán al que traspasaron: los crucificados en Cieza’ (2008), ‘Redemptoris Mater: Advocaciones marianas en Cieza’ (2009), ‘Un viaje al espíritu. Niños, ángeles y verdugos en la imaginería ciezana’ (2010), ‘La santidad de lo bello. Santos y mártires de la imaginería ciezana’ (2011) y ‘Ven y sígueme. Tesoros del arte sacro en Cieza. Imaginería y artes decorativos’ (2012). Todo este trabajo le dio gran fuerza a su vida.

Todo lo relacionado con el arte sacro y la Semana Santa le apasionaba. No en vano fue galardonada con el premio Fray Pasqual Salmerón en 2007 por su contribución a la difusión y divulgación del patrimonio local. A su conocimiento privilegiado del rico patrimonio de arte religioso de Cieza por haber accedido a obras que son propiedad de particulares o se guardan en conventos e iglesias, había sumado el rigor del historiador y la sensibilidad del cofrade para completar su visión de nuestra Semana Mayor. Era, además, una habitual de los medios de comunicación locales en los que su presencia adobaba de pátina intelectual y de especial humanidad la cotidiana mediocridad.

La palabra nazarena va indisolublemente unida a ella, a fuerza de devoción y apuntalada por reconocimientos y galardones. Y es que es una persona constantemente requerida por las cofradías. Por todo ello, fue reconocida justamente en el año 2007 como Cofrade de Honor del Santísimo Cristo de la Agonía y dos años después vio una vez más refrendada su vocación nazarena con la concesión del ‘Sanjuanista del Año 2011’. En el recuerdo también está el título de Nazareno del Año de la Semana Santa de 1997 como miembro de la Comisión de Arte, de la que forma parte desde 1994. Ella era una erudita de la historia del arte sacro y una nazarena de ideas y de convicciones.

Trabajaba hasta hace muy poco como profesora en el Colegio Jaime Balmes. Ahora disfrutaba de su forzada jubilación y disponía de más tiempo para los suyos. Esa preocupación por el círculo más cercano que le rodeaba también la solía extender a otras causas, colaborando de forma habitual en la junta local de la Asociación Española Contra el Cáncer. Todo su anhelo y sus fuerzas se concentraron en ayudar a las mujeres del grupo de apoyo ‘Mucho por vivir’. La forma de devolver todo lo que recibió fue ayudando a otras personas.

 

Fuente: cieza.net

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